Todo el mundo odia al diablo, pero lo quieren en su casa
Sin diablos no hay pastorela… Las Pastorelas mexicanas nos presentan un muy buen espejo de lo que es en realidad la vida. Don Pituche y sus secuaces distrayendo a los pastores que van camino de Belén, haciendo su chamba a cabalidad.
Que aburrida y rosa seria la historia de unos pastorcitos lindos y corteses que al primer anuncio del Ángel van corriendo a ver al Niño Jesús recién nacido y llegan sin novedades en el camino. En cambio al entrar en escena los demonios estos se las ingenian para joder -como dice Venancio- todo lo que pueden y su perverso talento les inspira toda clase de maldades para alejar a los pastores de Belén, que para eso son diablos profesionales.
El pinche Satán endiabladamente cabrón como lo es, se fue a fregar hasta la coronilla al paciente Job. Hasta le hizo discutir con su esposa… ¡Carajo como se ve que en todos lados mete el diablo su cola!
Bueno, ¿no fue Belial a jorobar al mismo Jesús en el desierto? Y mira que para jeringar ya el desierto solito se las trae.
Los Diablos también juegan muy bien al béisbol, entre otras cosas, y muy frecuentemente ganan el campeonato. Es muy padre ir a verles jugar en el estadio, muchas cosas estupendas suceden ahí, hay una magia especial; ¡una magia roja! Y como es natural unas hermosas Diablitas salen a bailar de porristas con minifalda y un provocador escote pectoral para animar a los Pingos. ¡Y vaya que lo logran! No en balde son Diablitas.
Lucifer le habla de tú a Papá Dios. Y en cambio la mayor parte de los humanitos lo sentimos muy distante y le hablamos de usted, me refiero aquí a Papá Dios. Que importante reflexionar en esto, pues la vida se nos va alejados de la fuente de todo lo que Es (¡Me vuelvo a referir a Papá Dios!)
Iblis también le habla de tú a Alá. Y le hace saber enfáticamente que él no se postrará y adorará a una carne hecha de barro, de fango negro moldeable, por más que Alá haya soplado en él su Espíritu. Este Iblis se sabía hecho de Fuego Purísimo ¡y se engalló! Y ya cabreado –como si se tratara de una Pastorela, pero musulmana- le advirtió al Jefe: “…yo les hermosearé las cosas en la tierra, y los tentaré a todos.” Ya saben cómo se las gastan nuestros hermanos árabes en eso de la sensualidad.
A Giordano Bruno la inquisición (sí con minúscula, esos sí son verdaderos Demonios en una de sus más terribles actuaciones) después de buscar todos los pretextos para deshacerse de él; pues el Nolano parece que sólo decía verdades de a peso, cuando expreso: “Dios es tan bueno, que al final hasta el Diablo se va a salvar.” Luzbel y su Legión exclamaron: ¡Anatema! Y lo condujeron a la pira en el Campo de flores. ¡Qué asquerosa ironía! Esos son los que dicen representar a un Dios Padre Bueno que es Amor…
Al Diablo se le moldea en Ocumicho, Michoacán. Ahí cada diablo es único, es hecho a mano con barro. Y aquí vuelve a salir el barro. ¡Qué importante es el barro! Hasta que el Popol Vuh nos dice que el maíz es mejor para hacer hombres que el barro. Todos los días se aprende algo nuevo…
¡También en Yare los diablos bailan! Esto sucede en la población de Yare, en el Estado Miranda en Venezuela. Sí, aquí a ritmo de cuatros, maracas y tambores el diablo baila caminando para atrás como arrepentido.
Los Pobres Diablos abundan y parece que los hay en todos los Códigos Postales, no es difícil al voltear la cara encontrarse con más de uno de ellos. Claro, también hay muchos Diablos Pobres, cosa que ni el Tentador puede remediar.
Robín el joven compañero de Batman se la vive invocando a Lucifer y a sus compinches: ¡Diablos Batman! Dice continuamente este jovenazo que igual que su patrón se puso primero los pantalones y encima los calzones.
Todo indica que ya no habrá mayores diabluras… La Pastorela ha llegado a su fin y sólo quedarán los Diablos que juegan al béisbol con sus uniformes rojos ¡y sus lindas Diablitas desde luego!
Cuando el diablo no tiene nada que hacer mata moscas con el rabo
Ø Esta es una disertación de alta filosofía a ritmo de chunga y pandero.
ÍÎÏÐ Ë ÑÒÓÔ
Autor: Fernando Jorge García Asomoza.
Tzakapu, Michoacán.