Mis primeros pasos fueron en el Rincón de las Doncellas
Caminar, bendita capacidad del hombre y de los animales. Caminando se desplaza uno a donde desea ir o a donde nuestra atención quiere investigar algo que le atrae. Y así también caminamos en sentido contrario de lo que no queremos, nos asustó o tememos.
Las piedras, las carretas, los vehículos ruedan, navegan o vuelan; el hombre camina. ¿Y cuáles son los caminos por los que el hombre decide caminar?
El caminar y el camino son figuras de la vida muy antiguas y reales.
Caminar es gratificante en sí mismo. Caminar es sano, caminar es inspirador. ¡Caminar es un deleite!
Con pan y vino se anda el camino.
Sigue tu propio camino… Pero no dejes de caminar, nunca dejes de caminar. Siempre para adelante, con la cabeza alta y la mirada atenta. Tu viaje, tu caminar irá llenando tu morral de experiencias, podrás conocer como la vida se vive con éxito y alegría en otros lugares diferentes al que habitualmente tienes como hogar.
Nos sorprende oír que alguien puede caminar –o ha caminado- sobre las aguas…
Sí, lo que nos parece inverosímil lo descartamos de tajo. Nos llega a espantar con frecuencia. Nos parece tocado o presentado por un ser maléfico y con malas intenciones. Jamás lo pensamos posible y bueno.
Nos dicen que Jesús el hijo de María caminó sobre las aguas y al verlo sus discípulos se espantaron y llenos de miedo comenzaron a gritar. Jesús les dijo al instante: Animo, no teman soy yo. Pedro le dijo: Si eres tú, manda que yo vaya a ti caminando sobre las aguas. Este Pedro tenía el alma libre a ratos, ¡je! La respuesta de Jesús fue: Ven. Y Pedro se bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua… Pero de repente le dio entrada al miedo y comenzó a hundirse. Aquí parece estar el quid del asunto, ya lo estaba haciendo; ya estaba caminando sobre el agua, pero dentro de su asombro se asustó, dudo, tuvo miedo y hasta ahí llegó.
Moraleja, el miedo nos impide entrar a lo nuevo que es real aunque muchas veces sorprendente e increíble. Y con miedo nosotros mismos lo cancelamos. ¡Cuidado con el miedo! Tengámosle espanto a temer el miedo; y así con tranquilidad, con atención –el miedo tiene mucho que enseñarnos- decididamente enfrentémosle y pasemos a través de él. Del otro lado del miedo está el logro, está la maravilla que sabemos vamos a encontrar y que haremos nuestra.
“Si me caí, es porque estaba caminando.
Y caminar vale la pena, aunque te caigas.”
Eduardo Galeano
ÍÎÏÐ Ë ÑÒÓÔ
Autor: Fernando Jorge García Asomoza.
Tzakapu, Michoacan.