Salir del espacio que sentimos seguro para aventurarse
en la vida
Narciso
Taburete decidió ir a hacer lo que más le gusta y que nunca se atrevió a
realizar.
Era el
primer día del año y dijo para hoy se juega, para hoy es bueno.
Con emoción
tomó un pedazo de madera y comenzó a tallarlo pues tenía en mente hacer una
pequeña canoa para ir a navegar por los mares de la imaginación.
Siempre le
habían llamado la atención los objetos de cerámica; le encantaba que pudiesen
tomar cualquier forma que el alfarero les daba, entonces tomó un poco de barro
y se hizo un bonito jarro. Lo dejo secar y lo metió en un horno que su
intuición le aconsejo hacer con grandes piedras y lo prendió para cocer su
jarrito.
Feliz pudo
ver el resultado y tener en sus manos su nuevo jarro. Alguien le aconsejo
curarlo con leche y ponerla a hervir en él. Listo, Narciso ya tenía su bello y
útil jarrito, ¡lo que le hizo sentirse satisfecho!
Le gustaba
ir al lago a pescar, por lo que pensó hacer una balsa para poder ir a las
pequeñas islas en donde su imaginación le hacía sentir que podría platicar con
hadas y duendes para reír mucho; y puso manos a la obra. Muy pronto estaba
navegando en su balsa rumbo a su encuentro con los elementales isleños.
En la
primera isla se encontró que a los duendes también les encantaba la pesca y
luego de saludarlos lo invitaron a conocer la isla y se sentaron a pescar en
lugares ya probados como buenos por ellos por lo que el resultado no
tardó en darse, la sarta con varios buenos peces les permitió pasar a encender
la fogata y conversar.
Narciso -le
dijo Tilex que era un buenazo para cocinar- probarás esta forma de asar el
pescado fácil y deliciosa. Y después de mostrarle cómo hacerlo se inició el
festín.
Ya de regreso
estando en su cabaña vio entrar un rayo de luz por la ventana y como había oído
que varias entidades viajaban por medio de la luz, decidió montarse en ese rayo
y cabalgarlo para ver a dónde podía llegar. Fascinado descubrió que de
inmediato -la luz viaja muy rápido- pudo llegar a lugares fantásticos. Entonces
entendió por qué Rayo era el buen nombre de algunos caballos.
Al final
del día el Señor Taburete se dio perfecta cuenta de que no hacer lo que deseaba y
mucho le gustaba era dejar de vivir intensamente y reflexionó que más vale
pronto que tarde.
Y también
se dio cuenta de muchas cosas más, como por ejemplo de que no estorbar el
natural equilibrio, la auto sanación y la recuperación que su cuerpo hacía de sí
mismo, era la mejor y más sencilla forma de mantenerse en las mejores
condiciones físicas. Y después como algo consecuente es más fácil que se cumpla el
viejo adagio: mente sana en cuerpo sano.
Bendijo y agradeció
el cambio de actitud que había tenido ese día, pues venciendo el miedo y la
molicie a los que tan fácil era rendirse la vida era otra.
Finalmente
Narciso se sintió feliz y cansado por lo que se fue a dormir en una paz
beatifica.
Mañana será
otro día dijo sonriendo.
ÍÎÏÐ Ë ÑÒÓÔ
Autor: Fernando Jorge García Asomoza.
Tzakapu,
Michoacan. Primero de enero de 2024.