01 julio 2023

Lavar las jergas...

"Limpia para una buena faena"

 

Que importante es el lavadero y usarlo bien. Dosificar el jabón, tallar a conciencia e incluso disfrutarlo.

La misma conciencia debe revisarse y mantenerse lo más higiénica posible.

Detectar que es lo que hay que lavar y hacerlo. Nuestra vida pulcra depende de ello.

Con el tiempo lo que no está bien lavado permanece y estorba, infecta, resta la belleza y la comodidad.

Lavar es un arte.

Mi padre fue jabonero y quizá de ello me viene el valorar y disfrutar el jabón, su aroma y su cualidad detergente.

Que grato y necesario es un buen baño, un baño de esos que lavan el alma y el cuerpo. Sentir el agua recorrernos de la cabeza a los pies, su agradable temperatura, su frescura en el verano y su calor en el invierno.

Sentir como en la regadera se renueva también la vida, la mente. Otra óptica tenemos al salir de ese buen baño, otro ánimo nos lleva a continuar la vida. Una inspiración renovada aparece entonces.

Quizá no es mucho lo que hay que lavar a conciencia, pero lo que sí lo requiere no debe soslayarse.

Muchas cosas se lavan y se renuevan en automático.

Un nuevo día llega con todas las posibilidades y no debe ser desperdiciado.

La naturaleza se renueva constantemente es el mejor ejemplo en todo y lo hace de una forma vigorosa y ejemplar. También sabe descansar y entra -sabía como es- en el letargo del invierno.

Cada vez que abrimos los ojos podemos escoger que ver. Nuestra opción de percibir el mundo se renueva y aparecen las oportunidades que deben ser aprovechadas.

Nuestro cuerpo todo se renueva, se forma y se sana a cada instante, esto felizmente lo hace en automático por sí mismo si no se lo impedimos con tonterías y necedades. ¡Qué importante es tener conciencia de esto!

Y lustrar es otra manera de renovar las cosas. Cuántas deben recibir lustre y así bien condimentar la vida. Cuántas de ellas se han decolorado y oxidado por falta de atención. No es fácil quitar el óxido, nada fácil, todo lo contrario y este compromete la salud de las herramientas con las que construimos nuestra casa y circunstancias.

El cochambre denota y denuncia lo que hemos relegado. Después su desagradable presencia nos lleva a prescindir de usar muchas cosas. Y llegamos a conservarlas en un rincón sin tener provecho de ellas.

 

Bien, a lavar y a disfrutar el proceso.

A lavar y a renovarnos con ello.


También la jerga verbal debe lavarse y renovarse. Recordemos que la palabra contiene energía creadora. Cuidado con usar palabras sucias de intención. Cuidado con no ser impecable con nuestras palabras, ellas son el principio de la acción para lograr nuestros fines.

Ellas son energía y nos conviene que sean energía limpia, positiva totalmente.

Y así permanentemente limpios, con la frescura que renueva e invita a emprender continuemos nuestra vida satisfechos; entonces será bueno hacer un alto para deleitarse con un té o un buen café y así disfrutar de todo bien lavado, de esa misma taza y plato que bien nos sirve ahora limpio.

Con este descanso de la jornada, con la conveniente inspiración de la bebida, nuevas ideas nos emocionarán para continuar con todo.

Nuestra vida también se habrá lavado, será más fácil continuar.

 

Es bueno dar el remedio y el trapito 

 (y desde luego mantenerlo limpio)

 

ÍÎÏР  Ë   ÑÒÓÔ


Autor: Fernando Jorge García Asomoza.   

 

Tzakapu, Michoacán.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario